“Basada
en una historia real, el nombre de los personajes y las localizaciones han sido
cambiadas para proteger su intimidad”.
Tras
ver el trailer hace unos dos meses, pensé que podría librarme de ver la película
en pantalla grande, en 3D, con unas pesadas e incómodas gafas, que en más de
una ocasión habría deseado tirárselas al malo.
Realmente
no había malo, la culpa era de la sociedad, que lo había hecho así. Pero no
quiero destripar el final antes de tiempo.
Todo
comenzó un día cualquiera, en la que una pareja cualquiera decidió que era el
momento de buscar ayuda profesional especializada en el Sistema Nacional de
Salud para averiguar las razones por las que no podían tener descendencia.
Se
realizaron estudios que determinaron que la mejor manera de obtener el
resultado deseado era la fecundación in vitro.
Los
profesionales le comunicaron a la pareja que la mujer, antes de realizar la
fecundación, debía comprobar si continuaba correctamente inmunizada contra la rubéola,
desde aquella lejana vacuna a los 11 años en el colegio. En caso de no estarlo,
debería vacunarse contra la rubéola en su centro de salud y volver a realizarse
los marcadores entre la segunda y tercera semana de la inmunización. Cuanto
antes lo realice, mejor, pues tras la vacuna, le dicen, no puede realizarse la
fecundación hasta que pasen 3 meses.
Dicho y
hecho. Se realiza la serología de rubéola, junto a otras determinaciones y
comprueba que no posee inmunoglobulinas G (IgG) contra el virus de la rubéola.
La
mujer acude, con cita a última hora para perder menos tiempo de su jornada
laboral, a su médico de familia con los informes y sale de la consulta con un
papel para acudir a la consulta de enfermería para que le administren “la
vacuna de la rubéola”.
Al
llegar, la enfermera, que ya es la del turno de tarde le comunica, a través de
los administrativos, que en el centro de salud no tienen vacuna de la rubéola,
sólo disponen de la Triple Vírica
(TV) y, claro, no se le va a vacunar, además, de sarampión y parotiditis sin
estar indicado. La solución, pedir cita para su enfermera, que está por las
mañanas, y que ella le diga qué hacer y cómo conseguir la vacuna de la rubéola.
En ese
momento, la mujer llama a un familiar que es enfermero, y hago mi primera
aparición estelar en el film.
Lo
primero, informarnos. En poco tiempo, obtengo documentación que recomienda la
inmunización, previa al embarazo, con TV para las mujeres en edad fértil con
serología negativa o inmunización insuficiente contra la rubéola. Además,
descubro que la recomendación de no quedarse embarazada durante 3 meses tras la
vacunación se ha reducido, por no existir evidencia de que tras la inmunización
con TV durante los tres meses anteriores al embarazo haya producido síndrome de
rubéola congénita en los hijos.
Sabiendo
esto, contacto, a través de una compañera, con una de las enfermeras del cetro
de salud y, la tarde siguiente, se realiza la vacunación con TV.
A las 3
semanas, siguiendo las recomendaciones del servicio de fertilidad, el médico de
familia solicita una nueva serología de rubéola, con el mismo resultado que la
anterior.
Se
consulta con el laboratorio de microbiología e informan que es posible que no
se haya producido aún la seroconversión, por haber transcurrido poco tiempo
desde la vacunación que, ya habíamos visto, produce inmunización correcta en el
95% de los casos.
Todo en
regla pues.
Llega
el día de la siguiente cita con el servicio de fertilidad.
La no
seroconversión (a las 3 semanas de inmunización), implica, según el protocolo
establecido por el centro, realizar un estudio inmunológico por si existe un
problema inmunitario de la mujer y a ello fuera debido que la vacuna no haya
obtenido el resultado esperado.
La
mujer, informada, explica que el laboratorio de microbiología que procesó la
muestra expresó que el resultado pudiera deberse a que no había transcurrido el
tiempo suficiente.
La
observación es ignorada porque el protocolo establece que si a las 3 semanas las
IgG son menores de 10 UI/ml hay que realizar un estudio inmunológico.
Derivada
al servicio de inmunología, se establece como plan de acción (recogido en otro “protocolo”,
del que entregan copia a la mujer) realizar extracción de sangre la semana
siguiente para realizar estudio inmunológico, a la vez que la vacunarán contra
Neumococo, Tétanos y Haemophilus influenzae. La mujer deberá vacunarse, el
mismo día que se le vacune del resto de la rubéola, pero no con la Triple Vírica, sino con la
vacuna de la rubéola en solitario, porque todas las mujeres tienen el mismo
problema, les sale negativa la serología. A las 3 semanas de la segunda
inmunización deberá realizarse serología de las últimas vacunaciones,
incluyendo rubéola.
También
le informan de que ninguna de las muchas mujeres que acuden con la serología
negativa obtiene resultados de problemas inmunológicos y, sospechan, que sucede
algo con la triple vírica, quizás que no es efectiva, porque las mujeres tras
revacunarse presentan buena inmunización y el estudio inmunológico no presenta alteraciones
en ninguna. Lo más importante es que, de nuevo, habrá que retrasar 3 meses la
fecundación tras esta nueva dosis.
La
mujer, vuelve a repetir su retahíla, a saber: en el centro de salud no tienen
vacuna de rubéola en solitario, el microbiólogo informó que 3 semanas es tiempo
insuficiente para detectar la seroconversión y que, al solicitar la serología a
todas las mujeres en ese tiempo sucederá lo mismo.
Como no
hay más sordo que quien no quiere oír y, escudarse en un protocolo, del que
desconocemos la evidencia en la que se basa y la fecha de la última revisión,
es la vía más fácil ante las dudas del paciente, se acaba la conversación.
Nada
más salir del centro, la mujer, preocupada por el nuevo retraso en el
tratamiento, con dudas no resueltas, información contradictoria aportada
(incluyendo que presuntamente le han inoculado una vacuna que no sirve para
nada) y el reto de encontrar la vacuna de rubéola en solitario, vuelve a
recurrir al familiar enfermero.
Como
consecuencia de la nueva petición de ayuda, pretendo dejar zanjado el tema. Consulto
vía telefónica con el servicio de vacunas de la Consejería de Sanidad
para confirmar que no es posible inocular la vacuna de la rubéola en solitario
porque en España dejó de estar disponible hace años y me comentan que se lo harán
saber a los servicios protagonistas de estas letras.
Una vez
confirmado que la única vacuna (muy efectiva) contra la rubéola en nuestro
entorno es la TV,
decido buscar recomendaciones sobre cuando debe realizarse la serología de rubéola
y, entre otros organismos, hallo que la
OMS establece que se debe esperar 8 semanas tras la vacunación,
pues la seroconversión por vacunación es más lenta que en la infección (para la
que sí se establece seroconversión a las 3 semanas).
Con la
información en mi poder, contacto con el servicio de inmunología para, como
enfermero y con datos, informarles de que:
1) En España sólo está disponible
la vacuna Triple Vírica para la inmunización contra la rubéola y que tiene una
eficacia del 95%.
2) Tras la vacunación hay que
esperar unas 8 semanas para realizar la serología para detectar IgG antirrubéola.
3) Posiblemente, todas las mujeres
que no responden a la vacunación y requieren un estudio inmunológico son falsos
negativos por un tiempo de espera para la serología inferior al recomendado.
La
respuesta, la misma que le dieron a la mujer: “Es lo que está establecido en el
protocolo”.
Ante la
inutilidad de hablar con una pared, contacto con el microbiólogo que confirma,
de nuevo, la premura de la determinación serológica y se decide realizar una
nueva búsqueda de IgG al haber pasado ya 8 semanas desde la inmunización.
Al día
siguiente obtenemos los resultados. IgG antirrubéola: 30 UI/ml, sin necesidad
de nueva inmunización, sin necesidad de estudios inmunológicos, sin tener que
dilatar la espera 3 meses más y, ahorrando el coste de realizar todo ello que,
hemos visto es innecesario.
La
moraleja de la película es que cambiar el “siempre se ha hecho así” por el “lo
pone aquí” nos deja con el mismo problema.
No
preocuparnos de por qué hacemos lo que hacemos, incluso cuando nos dicen que no
se está haciendo de la forma más recomendable según la evidencia científica,
aunque sean recomendaciones de diversos organismos, es nuestro gran problema,
el que hay que solucionar de forma inminente.
Al
salir del cine me quedó un regustillo amargo, pensando en las mujeres que no
tienen un sanitario como familiar y la odisea que deben haber pasado.
A
continuación enlazo algunas de las búsquedas realizadas y documentos
consultados:
http://www.murciasalud.es/preevid.php?op=mostrar_pregunta&id=3986&idsec=453
http://www.papps.org/upload/file/PREV%20ENF%20INFECCIOSAS.pdf
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