sábado, 24 de noviembre de 2012

Carnaval de Cuidados. #ICCuidados.



La publicación del RD 1093/2010, de 3 de septiembre, por el que se aprueba el conjunto mínimo de datos de los informes clínicos en el Sistema Nacional de Salud, y la finalización en el primer trimestre de este año del periodo para realizar los cambios en los informes ya existentes, ha generado un debate en las redes sociales y en el mundo real sobre la pertinencia del conjunto mínimo de datos que se establece para el Informe de Cuidados de Enfermería y su comprensión por los destinatarios, pacientes y otros profesionales de la sanidad, en particular los enfermeros.


Todo ello ha llevado a la convocatoria de un Carnaval de Salud por parte de Wikisanidad en el que queremos colaborar.

Es importante que recordemos el motivo por el que surgen los Informes de Alta de Enfermería que, desde el famoso Real Decreto, pasan a denominarse Informes de Cuidados de Enfermería.

Con una rápida, superficial y no estructurada búsqueda en CINAHL y PubMED sobre Alta de Enfermería (Nursing discharge), encontramos que es, a finales de la década de los 80 del siglo pasado, cuando comienza a utilizarse el término. El objetivo de este informe primitivo no es otro que transmitir información a los enfermeros que se ocuparán de los cuidados del paciente una vez haya sido dado de alta en el hospital.

En aquella lejana época no existía más Historia Clínica que la de papel y, era imposible el acceso a los datos de la misma por profesionales ajenos al hospital, incluso en él, era necesario solicitar “la historia antigua” si se quería acceder a datos de ingresos anteriores. En nuestro país, no era posible el acceso desde Atención Primaria a la Historia Clínica de Atención Especializada y viceversa. Cada paciente tenía varias historias repartidas por los distintos niveles asistenciales. La única solución era realizar un informe con los datos más relevantes de los cuidados realizados y los que debían seguir realizándose.

Y llegó la informatización, en primer lugar en Atención Primaria y luego en Atención Especializada. La solución estaba en las manos de los gestores y encargados de crear la Historia Clínica Electrónica. Todos los datos necesarios para la continuidad asistencial a un sólo click de ratón de distancia.

Pero la realidad fue diferente. No entraré a analizar las causas ni buscar culpables, pero en lugar de establecer un único formato para la Historia Clínica Electrónica y el uso de software, si no igual, sí compatible, se produjo todo lo contrario.

En el revuelto río de la digitalización y la transferencia de competencias en materia de sanidad a todas las Comunidades Autónomas, no sólo se utilizó distinto e incompatible software en cada una de ellas, si no que, además, en la misma Comunidad Autónoma, el sistema informático de Atención Primaria no era compatible con el de Atención Especializada. Una de las grandes ventajas que suponía la informatización tirada a ese gran río revuelto para siempre jamás.

De este modo, se perpetuaba la incomunicación entre profesionales y seguía siendo imprescindible la realización de un informe con datos relevantes de la asistencia sanitaria en el momento de la derivación.

La solución, el lenguaje SNOMED-CT y la creación de la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud, con acceso desde cualquier lugar y por cualquier profesional, y compuesta por diversos documentos o informes, entre los que se encuentra el Informe de Cuidados de Enfermería. Por ello es importante establecer qué datos, como mínimo, debe tener cada uno de esos informes, tal y como ha hecho el RD 1093/2010.


Una vez que la Historia Clínica Digital del SNS entre en funcionamiento (cosa que no sé cuando acabaremos viendo), es necesario continuar garantizando el traspaso de información, al menos entre profesionales, entre los distintos niveles de atención., de la mejor forma posible.

La Historia Clínica es propiedad del paciente y debe tener acceso a ella y es importante la información sobre la asistencia prestada en cada proceso y por cada profesional, así como de lo que debe realizar el paciente (recomendaciones).

Las recomendaciones son diferentes para cada persona, dependiendo del nivel de conocimientos, la situación del proceso en el momento del alta, la existencia de cuidadores informales, la capacidad cognitiva, etc.

El propio Real Decreto al que hacemos referencia, contempla que cada Comunidad Autónoma puede realizar adiciones a sus documentos o informes, siempre y cuando mantenga el conjunto mínimo de datos. En nuestro caso, se ha incorporado un apartado de recomendaciones donde puede explicitarse todo aquello que requiera saber el paciente y que, previamente o en el momento de la derivación, se le ha explicado por parte de enfermería, tales como los cuidados de una herida quirúrgica para evitar la infección, la higiene postural tras la implantación de una prótesis de cadera, el manejo de fármacos o la prevención de úlceras por presión.
Además de este apartado, en nuestro Área de Salud, se están desarrollando recomendaciones generales para los pacientes sobre diversos temas que pueden adjuntarse al informe de cuidados de enfermería o darse en solitario en formato folleto, librito…, según el caso.

Por otra parte, para terminar, la información al paciente sobre la utilización de la taxonomía enfermera y de qué significa cada diagnóstico, cada resultado y cada intervención con un lenguaje claro y conciso, es fundamental para que el paciente sepa por qué y para qué se hacen determinadas cosas, a quién tiene que acudir para resolver dudas o problemas sobre esas cuestiones y que visibilice el trabajo de otros profesionales sanitarios aparte de los médicos.

Sería, pues, la misma situación que cuando un médico te dice que tienes varicela. Te explica (o así debería hacerse) qué es la varicela, qué objetivo queremos conseguir (en este caso la curación y la no aparición de complicaciones) y que hacer para ello.

Hay que decirles a los pacientes que hay (y por qué) un riesgo de infección, un deterioro de la movilidad física… y explicar que pretendemos lograr (teniendo en cuenta sus preferencias) y cómo vamos hacerlo (siempre con la mejor evidencia disponible, ya que la EBE y la Metodología enfermera deben ir juntas, como nos transmite el Dr. Brito en su blog.