Todos los profesionales de la
Enfermería hemos oído hablar de la Práctica Basada en la Evidencia (PBE) o, al menos,
que debemos desterrar el “siempre se ha hecho así” por intervenciones
sustentadas en los resultados de la investigación científica.
Si ya se encuentran dificultades
a la hora de implantar la PBE en el entorno laboral con los profesionales,
podemos imaginar las dificultades que pueden presentarse a la hora de que las
personas destierren mitos y costumbres equivocadas muy arraigadas para seguir
las recomendaciones (basadas en pruebas) para mejorar su autocuidado.
Son muchos los ejemplos que
podríamos poner, desde la automedicación con antibióticos ante un simple
resfriado al manejo de uno de los motivos más frecuentes de consulta, la
fiebre.
De este modo, la toma de
antipiréticos con temperaturas menores de 38oC, incluso antibióticos
o el abrigar a las personas “porque hay que sudar la fiebre” es algo común y
resiste a las recomendaciones del personal sanitario.
Es difícil cambiar las creencias
y desterrar las recetas de la abuela, es fácil comprobarlo en conversaciones
con amigos, familiares o conocidos que, pese a lo que las recomendaciones y mil
explicaciones que des, continúan con los tratamientos tradicionales. Y es que
están muy arraigados en el acervo cultural y se guardan vinculados a las
experiencias infantiles de malestar, miedo que se contrarrestaban con el apoyo familiar
en el entorno seguro de nuestro hogar.
¿Cómo cambiar la situación?
¿Cuáles son las intervenciones más efectivas para eliminar esas conductas?
Algunos estudios apuntan que la educación sanitaria, aumentar el conocimiento,
del paciente no se relaciona siempre con un cambio de la conducta, pero seguro
que ayuda. Desde hace tiempo se plantean también otras intervenciones, como el
conseguir que el paciente se implique más en su autocuidado, educación por
personas no sanitarias con el mismo proceso…
Existen dificultades importantes
para conseguir nuestro objetivo, siendo quizás la principal la variabilidad en
la práctica clínica (de nuevo se hace imprescindible la implantación de PBE) que
puede llevar a la percepción de intervenciones/recomendaciones contradictorias
por parte del personal sanitario. De hecho, en mi servicio de salud se incluye,
en las encuestas a los pacientes, preguntas sobre la percepción de haber
recibido información contradictoria y, es importante que los resultados sean
buenos.
La cosa se complica cuando se
recibe información poco fiable de los mass media, internet, y el vecino del
quinto al que el Myolastán (en el punto de mira de las autoridades sanitarias
europeas tras su retirada en Francia) le va de vicio cuando se ha levantado con
tortícolis.
Cada vez más, muchas veces
encuadrado en los procesos para asegurar la continuidad de los cuidados y
evitar la variabilidad clínica, se realizan y entregan recomendaciones por
escrito basadas en la evidencia y revisadas por comisiones de los servicios de
salud y aumentan los protocolos que unifican intervenciones en todos los
ámbitos asistenciales e incluso se prescriben páginas webs, a veces las propias
del hospital, Área de Salud y/o se inician proyectos de telemedicina / teleenfermería.
Hay mucho trabajo por delante,
muchos estudios que realizar y Enfermería ha de jugar un papel muy importante
en ello. El camino será duro, pero creo que el futuro es esperanzador y que
llegará un momento en que nos extrañemos al escuchar que no se puede mover el
brazo “porque te clavas la aguja de la vía”, que para entrar en calor es bueno
tomar alcohol, tal y como se desterró el beber caldo de perros recién nacidos
para el raquitismo o el vaso de vino con huevo para la astenia.
P.D. En relación a webs para pacientes donde conseguir
información fiable he encontrado hace poco, a través de la web del Servicio
Murciano de Salud la página http://www.informapacientes.es que permite
realizar búsquedas sobre salud limitada a sitios fiables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario