A raíz de la rueda de prensa realizada el pasado 22 de octubre por médicos, con motivo de los resultados negativos en Ébola de la técnico en cuidados auxiliares de enfermería ingresada en el hospital Carlos III, ha quedado patente el malestar de los colectivos sanitarios que trabajan, al igual que los médicos, para lograr los mejores resultados en salud.
El motivo del malestar es que sólo aparecieron los médicos
en la rueda de prensa, obviando a otros miembros del equipo de salud, compañeros,
que no subordinados, que tienen una importante responsabilidad en el resultado
obtenido, tanto
más en una situación como ésta, en la que no existe tratamiento
médico efectivo, pero sí muchas intervenciones o tratamientos enfermeros de
demostrada efectividad que permiten evitar la aparición de complicaciones,
paliar o aliviar los síntomas e incrementar el confort del paciente, ya sea en
la esfera física como en la psicológica, evitando, por ejemplo, la deshidratación,
los problemas físicos que produce el encamamiento prolongado, las peligrosas
alteraciones psicocognitivas que pueden derivarse del aislamiento, la
imposibilidad de acceder a personas de apoyo habituales (familia, amigos…) y,
como no, la posible aparición de ansiedad o mecanismos de afrontamiento
ineficaces ante la toma de conciencia de que la muerte es un, más que probable,
desenlace.
La práctica totalidad de las intervenciones efectivas para ayudar
a la curación y evitar complicaciones han sido planificadas y realizadas por el
equipo de enfermería, que engloba varias categorías sanitarias.
Lamentablemente, a la hora de realizar la rueda de prensa, desde
las estructuras gestoras y las médicas, se olvidó al resto del equipo, aunque
su trabajo haya sido primordial en la resolución del caso.
Tanto los equipos gestores, como las organizaciones que han
de defender a la Enfermería
(sindicatos, organizaciones colegiales, asociaciones científicas), deben trabajar
para que situaciones como ésta no vuelvan a ocurrir, pues cada parte del equipo
sanitario es imprescindible para obtener los mejores resultados en salud.
No quiero acabar sin dirigirme a mis compañeros, pues también
nosotros tenemos culpa. Es innegable que muchas veces nos resulta fácil mantenernos
situados en un, falsamente cómodo, segundo plano. La mayoría de las veces no
explicamos a las personas que cuidamos qué estamos haciendo, ni cómo esas
intervenciones enfermeras van a ayudar a la mejoría o a prevenir
complicaciones, al igual que tampoco les expresamos las situaciones que hemos
detectado/diagnosticado y que pretendemos resolver con nuestras intervenciones.
Espero que este suceso sea un empuje más para que, no sólo
los medios de comunicación o gestores y políticos, cobren conciencia de nuestra
gran labor, sino para que también nosotros aumentemos nuestra percepción de
profesionales
imprescindibles que debemos estar en el primer plano, junto con
el resto del equipo sanitario.